Emperador José II de Habsburgo

Emperador José II de Habsburgo
Al volante de la Máquina del Tiempo

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Yo soy el Emperador José II de Habsburgo, gato quien gobierna desde el éter a su madre humana, la historiadora nicaragüense Cecilia.Hoy que se cumplen 6 años de mi ingreso triunfal al paraìso gatuno,donde fui coronado como emperador, mi madre hizo este blog en honor a mi memoria. Aquí voy recopilando el trabajo de mi madre en tres categorías: temas de la historia, personajes célebres y su obra cuentística y filosófica. Cualquier pregunta que deseen aclarar, tenéis el email cecilmundo@gmail.com para hacerlo. Ahora, a servirse la mesa.Bon appetit! Emperador José II de Habsburgo

Emperador navegando en su máquina del tiempo

Emperador navegando en su máquina del tiempo
en brazos de mi partera

domingo, 20 de abril de 2008

Si en Nicaragua tan solo los respetàramos!


LOS VETERANOS DE GUERRA MÁS PINTORESCOS DE LA HISTORIA
Cecilia Ruiz de Ríos
Una de las experiencias más emocionantes en mis tiempos de estudiante en Francia fue ver a los veteranos de diferentes guerras vestir nuevamente sus uniformes y medallas para el 11 de noviembre, fecha dedicada mundialmente a ellos ya que en esa fecha fue que se firmó el armisticio con el cual se acabó la I Guerra Mundial. Contrario a lo que sucede en Nicaragua, donde los veteranos de guerra son denigrados y maltratados, en Francia son venerados y respetados de forma increíble, y fue un orgullo ver a varios de mis parientes luciendo gallardamente en los eventos y desfiles el uniforme con el cual se cubrieron de gloria en la II Guerra Mundial. En la historia, un buen número de altos personajes también fueron veteranos de distintas guerras.
Uno de los más grandes novelistas que ha producido Francia fue veterano de guerra: el general y literato Pierre Choderlos de Laclos, cuya obra Las Relaciones Peligrosas-malmontada por Hollywood con Glenn Close, Michelle Pfeiffer y John Malkovich-hemos aplaudido. Pocos saben que el autor de tan monumental alhaja de las letras fue más conocido como aguerrido guerrero que como intelectual mientras vivió. No sería el único francés cuya experiencia en la guerra fuera opacada por otro tipo de fama, ya que Monsieur Felipe de Orléans I, el hermano mariquita del fabuloso rey galo Luis XIV, fue un respetable veterano de diversas batallas en las cuales apoyó a su regio hermano mayor. Resulta increíble pensar que el mismo hombre que se empolvaba la peluca cuatro veces al día, se ponía carmín en los labios y se perfumaba más que una dama de burdel fuera un audaz luchador a la hora de enfrentamientos bélicos, pero la verdad es que este pintoresco homosexual pasó a la historia como uno de los mejores comandantes que tuvo Luis XIV en su ejército.
La Guerra de Crimea dejó una estela de valiosos veteranos de guerra. Fue en este conflicto de mediados del siglo XIX que una de las mujeres más valiosas que ha producido la humanidad se hizo en la práctica la madre de la enfermería moderna y el angel salvador de miles de soldados en Turquía. Florence Nightingale junto a 39 valientes enfermeras inglesas participaron en la Guerra de Crimea y les tocó vivir espeluznantes experiencias mientras trataban de salvar el mayor número de soldados. Los traumas sufridos por Florence la habrían de dejar con salud frágil por el resto de su vida, y fue precisamente su delicado estado de salud lo que le impidió ir a participar a la década siguiente de la Guerra de Crimea a los Estados Unidos cuando los gringos se jalaron de las mechas en la Guerra Civil o de Secesión.
Otro veterano de guerra del conflicto de Crimea fue anda menos que el incomparable novelista y noble ruso, el conde León Tolstoy. El barbudísimo novelista ocupó sus memorias como material literario, pero el trauma dejado por tantos cuerpos destrozados que vio probablemente le sirvió para convertirse en vegetariano por el resto de su vida. No sería para menos, ya que otro genial barbudo y literato-el gringo Walt Whitman- quedaría siendo vegetariano y pacifista tras haber sido enfermero y corresponsal de guerra en la Guerra de Secesión de Estados Unidos.
Sin embargo, no todos los veteranos de cruentas guerras quedan convertidos en santas palomas vegetarianas o humanistas apasionados como Florence Nightingale. William Henry Harrison, presidente norteamericano que duró solo un mes en la Casa Blanca al morirse de una pulmonía, fue veterano de las guerras contra los indígenas y hasta logró asesinar al gran dirigente Shawnee Tecumseh.La muerte de este caudillo indígena fue descaradamente utilizada en los slogans de campaña del asqueroso Harrison, quien se vanagloriaba de ser mataindios. Tras la Guerra de Secesión, el chele nefasto George Armstrong Custer quedó como cúcala desarbolada buscando acción.
Era uno de esos tipos que si no están en el fragor del combate, no están a gusto. Pues siguió de belicoso cuando ya los EEUU estaban reunificados, y esta vez se fue a buscar cómo matar indios en las Dakotas para arrebatarles las Lomas Negras, que estaban atiborradas de oro. Afortunadamente, este vicioso veteranito de la Guerra Civil no quedó para contar el cuento porque el 25 de junio de 1876 una coalición indígena encabezada por Toro Sentado y Caballo Loco lo pusieron loco y luego lo sentaron ante la muerte para que no volviera a levantar cabeza, en lo que fue la Ultima Bravata de Custer. Otro veterano de guerra que llegó demasiado lejos merced a sus experiencias bélicas en la guerra entre México y Estados Unidos(que fue cuando los cheles se le comieron enormes trechos de tierra a los aztecas
Abracando Texas, Nuevo México, Arizona y parte de California) fue Zachary Taylor. Tras haber batallado contra México, Taylor llegó a ser presidente de los EEUU. Un útil veterano de guerra fue Teodoro Roosevelt, quien se cubrió de gloria en la Batalla de San Juan en Cuba durante la Guerra Hispano-Americana. Roosevelt, tras ser muy elogiado por su valentía, pasó a la fórmula con McKinley para presidente, y cuando murió asesinado éste, a Roosevelt como vicepresidente le tocó ocupar el despacho Oval de rebote.
Para gloria de Nicaragua, nuestro hermoso Salomón de la Selva fue veterano de la I Guerra Mundial cuando se enlistó en las tropas inglesas del rey Jorge V. Producto de sus experiencias bélicas, el inefable Salomón parió uno de los libros más deliciosos de la historia, El Soldado Desconocido. Pocos poetas supieron plasmar en versos las atrocidades del combate sin causar repugnancia al lector. No sería el único bardo que narrara sus experiencias. Cuando Tipoo Sultán de Mysore(India) resistió contra los ingleses a fines del siglo XVIII, lo acompañaba entre sus huestes el poeta indio Rajiv Adli. Afortunadamente, Adli sobrevivió aunque Tipoo fue asesinado en 1799, y estando en cautiverio escribió su incomparable obra infantil El Monstruo Guerra, la cual debe ser tema obligatorio en toda clase de historia para niños. Adli murió en Londres en 1820, dejando tras de sí toda una estela escrita de sabiduría y lirismo en sus cuentos y prosemas recogidos en Sonriendo A Pesar de Todo.
La I Guerra Mundial dejó tras de sí un reguero de valiosos veteranos. El poeta y grabador norteamericano Edward Estlin Cummings (que se firma solo e. e. cummings)produjo algunas de sus mejores obras basándose en sus experiencias de camillero, mientras que la gran escultora judía francesa Daline Nardeaux hizo su colección de miniaturas A La Guerra tras haber sido enfermera cerca de la línea Maginot en Francia. En la II Guerra Mundial, dos corresponsales de guerra se robaron el show: la hindú Kamala Napurdalah, quien disfrazada de soldado indio se coló en el Desembarco de Normandía, y el recio y machista novelista gringo Ernest Hemingway. Ambos entraron a Francia con las fuerzas aliadas el día del Desembarco, pero mientras Kamala exhibió un valor y madurez fuera de serie, Hemingway se pasó de bromas y copas, se hizo pasar por comandante aliado y hasta casi cae preso cuando llegó al París liberado a acaparar cuanto vino había en un bar.

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