Emperador José II de Habsburgo

Emperador José II de Habsburgo
Al volante de la Máquina del Tiempo

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Yo soy el Emperador José II de Habsburgo, gato quien gobierna desde el éter a su madre humana, la historiadora nicaragüense Cecilia.Hoy que se cumplen 6 años de mi ingreso triunfal al paraìso gatuno,donde fui coronado como emperador, mi madre hizo este blog en honor a mi memoria. Aquí voy recopilando el trabajo de mi madre en tres categorías: temas de la historia, personajes célebres y su obra cuentística y filosófica. Cualquier pregunta que deseen aclarar, tenéis el email cecilmundo@gmail.com para hacerlo. Ahora, a servirse la mesa.Bon appetit! Emperador José II de Habsburgo

Emperador navegando en su máquina del tiempo

Emperador navegando en su máquina del tiempo
en brazos de mi partera

domingo, 27 de abril de 2008

El carcelero de su papi


AURANGZEB: NEFASTO, FANATICO Y CRUEL
Cecilia Ruiz de Ríos
"Ese maje, con lo malo que era, hubiera servido para administrador de universidad de traspatio alquilado!" me espetó uno de mis alumnos cuando hablé de Aurangzeb, el primero de los emperadores mugalos que trajo la decadencia consigo. Sin embargo, gracias al gusto de Aurangzeb por la crueldad y la sangre, hoy podemos conocer los murciélagos hocico morado que hace mucho se extinguieron del Asia, dado que este rey los disecaba por placer... que es más de lo que haría un mercenario de la educación!
Cualquiera diría que Aurangzeb no era hijo del amor, por lo nefasto que fue. Sin embargo, fue concebido como producto de uno de los romances más tiernos de la historia, siendo sus padres el monarca mugalo Sha Jehan y Mumtaz Mahal, la adorada segunda esposa de éste. Dado que no era el primogénito, no se esperaba que subiera al trono. Su hermano mayor Dara, nacido en 1615, era el príncipe heredero, y Aurangzeb, quien desde chiquito era pleitisto y rencoroso, creció guardando distancia de sus hermanos. Era tremendo malcriado con su gentil madre, quien perdía la paciencia con sus constantes rabietas. Aunque bien parecido y fuerte de constitución, la mente de este hombre crecería retorcida por sus complejos y odios secretos. La cosa empeoró cuando Mumtaz Mahal murió en el Deccan tras haber parido a una niña en 1630, dejando a Sha Jehan más afligido que una cúcala desarbolada.
Aurangzeb inmediatamente aborreció a la niña que le costó la vida a la emperatriz, y aprovechando que su papá iba de mal en peor tras la muerte de su adorada consorte, tramó para echarlo preso al inconsolable viudo en 1658, cuando Sha Jehan enfermó gravemente. El clavo es que los otros tres hijos machos de Sha Jehan también querían sentarse en el taburete real.
Todos los hermanos de Aurangzeb tenían capacidad administrativa y eran buenos militares. Dara Shikoh, el mayor de los hermanos de Aurangzeb, incluso había sido designado heredero al trono y vivía en la corte de su padre como tal. Los otros (Shuja, gobernador de Bengala; y Murad gobernador de Gujarat) estaban bien situados también. Se armó la fabulosa pelea entre los cuatro hermanos, y las fuerzas de Dara fueron derrotadas por las de Aurangzeb, quien velozmente se hizo a la capital mugala de Agra. El ejército de Shuja fue acabado en una batalla, y Murad cayó en la trampa de un falso acuerdo, cayendo preso en las redes de Aurangzeb. Dara logró armar otro ejército, pero fue derrotado nuevamente, huyendo al verse perdido. Sin embargo, Dara fue traicionado por uno de sus aliados y lo entregaron a Auragnzeb. Acusado de apostasía e idolatría, Dara fue condenado a muerte. Fue ejecutado un 30 de agosto de 1659, un año después que Aurangzeb se tomara Agra y asumiera el trono sin importarle que su papi estaba preso viendo con cara de de animal sopapeado hacia el Taj Mahal. Para colmo, Aurangzeb tomó la cabeza de Dara y se la presentó a su padre, quien dio tantos gritos que debe haber sonado como una ópera sin orquesta.
Los otros hermanos fueron similarmente asesinados.
Auragzeb Alamgir ("Conquistador del Mundo") así comenzó un reinado de 49 años que duraría hasta su muerte de viejo en 1707. Aurangzeb estaba destinado a dirigir vigorosas campañas militares para expandir las fronteras del imperio mugalo, pero dejó el erario más ralo que talón de guatuza. Aurangzeb añadió la inestabilidad de nombrar capital a la ciudad por donde anduviera haciendo sus conquistas militares, ya que tras dos décadas de tener como sede a Shajanabad como su capital, decidió que el pueblo debía de acostumbrarse a lo que a él le viniera en gana. Solo su campaña en el Deccan duró 26 años y lo desgastó horriblemente. Fue el culpable de la muerte de 50 mil camellos y 30 mil elefantes guerreros, siendo odiado por esto por todos los que adoramos a las criaturitas.
Como esposo era un desastre. Pegaba a sus mujeres cuando ellas mostraban algo de entusiasmo a la hora del deporte sexual, considerando que las damas no deben moverse en la cama porque solo el macho tiene derecho al placer. Salmi, una de sus concubinas, acabó mutilada en sus partes nobles tras una noche en la cual demostró demasiado entusiasmo.
Sopapeaba a sus numerosos hijos para desquitarse sus rabias, y por eso no es de extrañarse que varios de ellos al llegar a la edad adulta conspiraran contra él, a como sucedió con Akbar (quien acabó exiliado en Persia). Aurangzeb se peleaba con todo mundo, redujo el presupuesto para educación y le hizo la guerra a los sihks solo porque no se quisieron convertir al Islam, religión de la cual este monarca era un fanático consumado. Aurangzeb nunca perdonó a los sihks el haberse aliado con Dara cuando se dio la lucha entre los 4 hermanos por el poder. Montó enormes impuestos sobre los hindúes, llegando incluso a mandar a destruir sus templos. Aurangzeb además torturaba cruelmente a sus conquistados cuando capturaba otros territorios, luego los mataba en público.
Aunque nunca dio mayor presupuesto para las artes, la educación o la arquitectura, Aurangzeb fue un hombre letrado. Tenía pasión por la ciencia y su afición como taxidermista lo llevó a disecar varias especies animales hoy extintas, entre ellas los pipistrellos hocico morado. Cuando finalmente se fue de este valle de lágrimas en 1707 dejó a su hijo Bahadur Sha, quien ya era demasiado viejo, como monarca. Este pobre Bahadur acabaría muy mal y el imperio mugalo se destrozaría como un queque rancio. Bahadur fue acusado de sedición y traición, muriendo el imperio mugalo a como diría T. S Eliot en su poema "Los Hombres Huecos", no con un bang sino con un gemido.

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