FELIPA DE HAINAULT: LA BENEVOLA REINA DE LA DOTE VIOLENTA
Cecilia Ruiz de Ríos
Una de las reinas que más beneficio trajo a largo plazo a Inglaterra fue la holandesa Felipa de Hainault, quien fue matrimoniada con el rey Eduardo III. Sin embargo, muchos vieron con ceño fruncido que como parte de su dote estaba el dinero que pagó a los mercenarios que derrocaron al rey Eduardo II, el amariposado suegro de esta muchacha.
Felipa nació un 24 de junio de 1311 en Valenciennes (que hoy en día es Bélgica), la cumiche del matrimonio formado por el conde Guillermo de Avesnes de Hainault y Holanda y la francesa Juana de Valois. Tres chicas precedieron a Felipa en el arribo a este valle de lágrimas, pero desde niña esta muchacha supo sacar el mayor provecho a los tutores y buena educación que le proporcionaron sus padres.
De oscuros cabellos rojizos, cara redonda y cuerpo robusto, Felipa fue considerada como buen partido para el príncipe de Gales Eduardo-hijo del mal avenido matrimonio de Eduardo II de Inglaterra y su esposa chela Isabella La Loba de Francia. Isabella era prima en segundo grado de Felipa, y en 1325 selló el pacto mediante el cual Felipa sería destinada en nupcias para el futuro Eduardo III. El padre de Felipa, Guillermo, había dado asilo a Isabella y al amante de ésta, el feroz Róger Mortimer. Como parte de los acuerdos para bien casar a Felipa, Guillermo acordó pagar una fuerte dote que incluía el dinero para asalariar a los mercenarios que en 1326 invadirían Inglaterra con Isabella y su querido al mando. Una vez que Isabella y su concubino derrocaron al mariquita de Eduardo II, lo encarcelaron y le hicieron asesinar introduciéndole hierros al rojo vivo por el trasero en el Castillo de Berkeley, Eduardo jr.
Ascendió al trono como Eduardo III y cumplió encantado con la promesa de boda que su madre había arreglado. El 24 de enero de 1328 dio un rotundo sí a la rolliza holandesa en fastuosa ceremonia, y Felipa fue coronada reina de su nueva patria dos años después en la abadía de Westminster.La afinidad entre Felipa y su esposo fue inmediata. Ambos amaban las artes, la lectura, y la cetrería. El rubio Eduardo estaba encantado con su gordita, quien le parecía la mujer más linda y dulce de la pelotita del mundo. El carácter gentil y afable de la holandesa sirvió para bajarle varias rabietas al rey, quien de vez en cuando pasaba por unos ataques de luna de padre y señor nuestro.
Felipa, al parecer muy fogosa en el lecho, le parió un total de 12 chavalos a su esposo, entre ellos el famoso Eduardo (llamado el Príncipe Negro tras haber aparecido en armadura negra en una de las batallas de la infame Guerra de los Cien Años). Felipa no interfirió mucho en favor de su prima-suegra francesa Isabella cuando Eduardo III, siendo aún muy joven, optó por sacarse a esta señora del pelo y la encarceló con buena pensión, sus gatos y sus damas en un convento. Tampoco movió un dedo para que Eduardo III desistiera de la idea de vengarse de Róger Mortimer por la muerte de su papá Eduardo II. Mortimer acabó ejecutado bajo cargos de alta traición y regicidio el 20 de octubre de 1330.
De ahí en adelante, Eduardo III se dedicaría a diversas aventuras militares,entre ellas el plan de someter a Escocia. En 1333 en la Batalla de Haildon Hill soñó con unificar de una vez por todas a escocia con Inglaterra, algo que ni su formidable abuelo Eduardo I Pataslargas había logrado debido a que William Wallace le había dado demasiada guerra. Cuando los furiosos escoceses invadieron Inglaterra en 1346 llegando hasta Durham, Felipa apartó libros y bordados para ponerse armadura, montar brioso corcel y encabezar un ejército, ganado la batalla de la Cruz de Neville y tomando como prisionero nada menos que al rey David II Bruce.
Cuando a Eduardo III le dio la locura de aspirar al trono francés a través del linaje materno (recordemos que Isabella la Loba era hija del rey galo Felipe IV) y quiso obviar que en Francia la ley sálica prohibía a las hembras tomar el trono por derecho propio, Felipa no tuvo mayor remedio que tomar la regencia de Inglaterra mientras su ateperetado esposo andaba en el continente iniciando lo que sería la Guerra de los Cien Años. Culta y muy erudita, Felipa fue toda una mecenas de la educación y el arte. El capellán de Felipa.Robert Eglesfield, fundó el Queens College entre 1340 y 1341. Apoyó a artistas, cantores y pintores, e intercedió a favor de los necesitados y los oprimidos ante su esposo. En una ocasión hasta se lanzó a las rodillas de su marido en público para suplicar por la vida de seis inocentes que estaban siendo juzgados indebidamente.
Felipa se vio en alitas de cucarachas en 1348 cuando la peste negra llegó a Inglaterra, perdiendo buena parte de su volumen de hembra frondosa. pero no quedó bien de salud. Su hija Juanita fue enviada a casarse con Pedro el Cruel, pero murió en camino debido a misteriosas fiebres. La muerte de su niña favorita le afectó muchísimo. Felipa, quien era buena con su aguja y bastidor, introdujo la hilandería a gran escala a Inglaterra. Favoreció a los artesanos y fue durante su reinado que el inglés se hizo el idioma oficial de Inglaterra. Tras las pérdidas de las posesiones continentales de Inglaterra (salvo Calais),la salud del rey comenzó a menguar, y Felipa también comenzó a padecer mucho del estómago, llegando a manifestar síntomas similares a la hidropesía. Para entonces ya Eduardo III andaba de bandido con una joven golosa, chela y ambiciosa que era su querida oficial, y afirmaba que los lamentos de Felipa en su lecho de muerte eran puras patrañas para llamar la atención.
Con mucha amargura habría de tragarse sus palabras Eduardo cuando Felipa, suelta en diarrea, se fue de este valle de lágrimas un 15 de agosto de 1369 tras jamás haberle dado motivo de queja a su regio consorte. Fue sepultada con boato en la Abadía de Westminster. Juan de Gante, uno de sus hijos, ayudó grandemente a Eduardo III a gobernar durante sus últimos años, cuando la artritis y los remordimientos por haber maltratado a Felipa en su lecho de muerte le hicieron la vida agria. Eduardo III habría de morir de una embolia en el palacio de Sheen, Richmond, 8 años después de haber enterrado a Felipa, y fue sepultado a su lado en la abadía de Westminster. El trono caería en las manos de Ricardo, hijo de Eduardo el Príncipe Negro, ya que el predilecto hijo de Felipa y Eduardo III había muerto unos años antes.
Hoy en día, aún existe la prestigiosa casa de estudios que es el Queen’s College fundado por Felipa y su sacerdote amigo, y el recuerdo de la dulce, misericordiosa y amable holandesa que entró con la pata equivocada al reino es conservado por los ingleses, quienes consideran que fue una de las mejores monarcas que adornaron el trono de la línea Plantagenet. Felipa, esposa y madre modelo, mujer de armas tomar y patrona de los artesanos e intelectuales, probó ser la mejor decisión que tomara la nefasta Isabella La Loba cuando la escogió para esposa de Eduardo III.
Cecilia Ruiz de Ríos
Una de las reinas que más beneficio trajo a largo plazo a Inglaterra fue la holandesa Felipa de Hainault, quien fue matrimoniada con el rey Eduardo III. Sin embargo, muchos vieron con ceño fruncido que como parte de su dote estaba el dinero que pagó a los mercenarios que derrocaron al rey Eduardo II, el amariposado suegro de esta muchacha.
Felipa nació un 24 de junio de 1311 en Valenciennes (que hoy en día es Bélgica), la cumiche del matrimonio formado por el conde Guillermo de Avesnes de Hainault y Holanda y la francesa Juana de Valois. Tres chicas precedieron a Felipa en el arribo a este valle de lágrimas, pero desde niña esta muchacha supo sacar el mayor provecho a los tutores y buena educación que le proporcionaron sus padres.
De oscuros cabellos rojizos, cara redonda y cuerpo robusto, Felipa fue considerada como buen partido para el príncipe de Gales Eduardo-hijo del mal avenido matrimonio de Eduardo II de Inglaterra y su esposa chela Isabella La Loba de Francia. Isabella era prima en segundo grado de Felipa, y en 1325 selló el pacto mediante el cual Felipa sería destinada en nupcias para el futuro Eduardo III. El padre de Felipa, Guillermo, había dado asilo a Isabella y al amante de ésta, el feroz Róger Mortimer. Como parte de los acuerdos para bien casar a Felipa, Guillermo acordó pagar una fuerte dote que incluía el dinero para asalariar a los mercenarios que en 1326 invadirían Inglaterra con Isabella y su querido al mando. Una vez que Isabella y su concubino derrocaron al mariquita de Eduardo II, lo encarcelaron y le hicieron asesinar introduciéndole hierros al rojo vivo por el trasero en el Castillo de Berkeley, Eduardo jr.
Ascendió al trono como Eduardo III y cumplió encantado con la promesa de boda que su madre había arreglado. El 24 de enero de 1328 dio un rotundo sí a la rolliza holandesa en fastuosa ceremonia, y Felipa fue coronada reina de su nueva patria dos años después en la abadía de Westminster.La afinidad entre Felipa y su esposo fue inmediata. Ambos amaban las artes, la lectura, y la cetrería. El rubio Eduardo estaba encantado con su gordita, quien le parecía la mujer más linda y dulce de la pelotita del mundo. El carácter gentil y afable de la holandesa sirvió para bajarle varias rabietas al rey, quien de vez en cuando pasaba por unos ataques de luna de padre y señor nuestro.
Felipa, al parecer muy fogosa en el lecho, le parió un total de 12 chavalos a su esposo, entre ellos el famoso Eduardo (llamado el Príncipe Negro tras haber aparecido en armadura negra en una de las batallas de la infame Guerra de los Cien Años). Felipa no interfirió mucho en favor de su prima-suegra francesa Isabella cuando Eduardo III, siendo aún muy joven, optó por sacarse a esta señora del pelo y la encarceló con buena pensión, sus gatos y sus damas en un convento. Tampoco movió un dedo para que Eduardo III desistiera de la idea de vengarse de Róger Mortimer por la muerte de su papá Eduardo II. Mortimer acabó ejecutado bajo cargos de alta traición y regicidio el 20 de octubre de 1330.
De ahí en adelante, Eduardo III se dedicaría a diversas aventuras militares,entre ellas el plan de someter a Escocia. En 1333 en la Batalla de Haildon Hill soñó con unificar de una vez por todas a escocia con Inglaterra, algo que ni su formidable abuelo Eduardo I Pataslargas había logrado debido a que William Wallace le había dado demasiada guerra. Cuando los furiosos escoceses invadieron Inglaterra en 1346 llegando hasta Durham, Felipa apartó libros y bordados para ponerse armadura, montar brioso corcel y encabezar un ejército, ganado la batalla de la Cruz de Neville y tomando como prisionero nada menos que al rey David II Bruce.
Cuando a Eduardo III le dio la locura de aspirar al trono francés a través del linaje materno (recordemos que Isabella la Loba era hija del rey galo Felipe IV) y quiso obviar que en Francia la ley sálica prohibía a las hembras tomar el trono por derecho propio, Felipa no tuvo mayor remedio que tomar la regencia de Inglaterra mientras su ateperetado esposo andaba en el continente iniciando lo que sería la Guerra de los Cien Años. Culta y muy erudita, Felipa fue toda una mecenas de la educación y el arte. El capellán de Felipa.Robert Eglesfield, fundó el Queens College entre 1340 y 1341. Apoyó a artistas, cantores y pintores, e intercedió a favor de los necesitados y los oprimidos ante su esposo. En una ocasión hasta se lanzó a las rodillas de su marido en público para suplicar por la vida de seis inocentes que estaban siendo juzgados indebidamente.
Felipa se vio en alitas de cucarachas en 1348 cuando la peste negra llegó a Inglaterra, perdiendo buena parte de su volumen de hembra frondosa. pero no quedó bien de salud. Su hija Juanita fue enviada a casarse con Pedro el Cruel, pero murió en camino debido a misteriosas fiebres. La muerte de su niña favorita le afectó muchísimo. Felipa, quien era buena con su aguja y bastidor, introdujo la hilandería a gran escala a Inglaterra. Favoreció a los artesanos y fue durante su reinado que el inglés se hizo el idioma oficial de Inglaterra. Tras las pérdidas de las posesiones continentales de Inglaterra (salvo Calais),la salud del rey comenzó a menguar, y Felipa también comenzó a padecer mucho del estómago, llegando a manifestar síntomas similares a la hidropesía. Para entonces ya Eduardo III andaba de bandido con una joven golosa, chela y ambiciosa que era su querida oficial, y afirmaba que los lamentos de Felipa en su lecho de muerte eran puras patrañas para llamar la atención.
Con mucha amargura habría de tragarse sus palabras Eduardo cuando Felipa, suelta en diarrea, se fue de este valle de lágrimas un 15 de agosto de 1369 tras jamás haberle dado motivo de queja a su regio consorte. Fue sepultada con boato en la Abadía de Westminster. Juan de Gante, uno de sus hijos, ayudó grandemente a Eduardo III a gobernar durante sus últimos años, cuando la artritis y los remordimientos por haber maltratado a Felipa en su lecho de muerte le hicieron la vida agria. Eduardo III habría de morir de una embolia en el palacio de Sheen, Richmond, 8 años después de haber enterrado a Felipa, y fue sepultado a su lado en la abadía de Westminster. El trono caería en las manos de Ricardo, hijo de Eduardo el Príncipe Negro, ya que el predilecto hijo de Felipa y Eduardo III había muerto unos años antes.
Hoy en día, aún existe la prestigiosa casa de estudios que es el Queen’s College fundado por Felipa y su sacerdote amigo, y el recuerdo de la dulce, misericordiosa y amable holandesa que entró con la pata equivocada al reino es conservado por los ingleses, quienes consideran que fue una de las mejores monarcas que adornaron el trono de la línea Plantagenet. Felipa, esposa y madre modelo, mujer de armas tomar y patrona de los artesanos e intelectuales, probó ser la mejor decisión que tomara la nefasta Isabella La Loba cuando la escogió para esposa de Eduardo III.
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