Emperador José II de Habsburgo

Emperador José II de Habsburgo
Al volante de la Máquina del Tiempo

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Yo soy el Emperador José II de Habsburgo, gato quien gobierna desde el éter a su madre humana, la historiadora nicaragüense Cecilia.Hoy que se cumplen 6 años de mi ingreso triunfal al paraìso gatuno,donde fui coronado como emperador, mi madre hizo este blog en honor a mi memoria. Aquí voy recopilando el trabajo de mi madre en tres categorías: temas de la historia, personajes célebres y su obra cuentística y filosófica. Cualquier pregunta que deseen aclarar, tenéis el email cecilmundo@gmail.com para hacerlo. Ahora, a servirse la mesa.Bon appetit! Emperador José II de Habsburgo

Emperador navegando en su máquina del tiempo

Emperador navegando en su máquina del tiempo
en brazos de mi partera

domingo, 20 de abril de 2008

Los Monarcas revolucionarios


CUANDO EL REVOLUCIONARIO...ES UN MONARCA!
Cecilia Ruiz de Ríos
Generalmente nos imaginamos al revolucionario basados en la imagen de un Che Guevara, barbudo, pero todos los esquemas se nos vienen al piso cuando el que quiere hacer reformas y cambiar todo es precisamente un rey.
Resulta curioso que uno de los códigos más sorprendentes de la antigüedad lo haya formulado precisamente Hammurabi, quien andaba puesta una corona sobre la cabeza. En tiempos en que los derechos humanos más elementales eran obviados, su código fue considerado como increíble en aquel entonces. Otro código considerado como revolucionario, muchos siglos después sería el de la reina de Cerdeña Leonor de Arborea, cuyo código de leyes promovía un humanismo completamente desconocido durante la Edad Media. Leonor fue una monarca tan justa y accesible que su legislación incluso abarcó a los animales, evitando que muchas crueldades se cometieran contra las criaturas de Dios, particularmente sus favoritos (los halcones).
Otro soberano que pasaría a la historia como un revolucionario coronado sería el iconoclasta Federico II de Sicilia, quien como Sacro Emperador Romano marcó un nuevo paso en la Edad Media. Sin atreverse a declararse oficialmente ateo no ocultó su repulsión por la religión organizada cuando le preguntó al Papa de turno qué rayos hacían los ángeles en su jornada laboral cotidiana, posteriormente ganó dominio sobre Jerusalén durante una Cruzada en la cual se negoció y no se derramó sangre y promovió a muchos sabios y científicos como incomparable mecenas de las artes y el saber. Muy amado por su pueblo, era odiado por la iglesia de aquellos entonces.
Pedro I el Severo de Portugal fue un hombre de armas tomar a la hora de implementar reformas, sobre todo en el campo judicial. Al descubrir que muchos jueces eran corruptos, eel personalmente prefirió hacer justicia como el más imparcial, y los castigos con los cuales fulminó a los funcionarios corruptos y los asesinos de su tercera y adorada mujer Inés Pirez de Castro le ganaron el sobriquet de El Cruel. Jadwiga de Polonia, una bella adolescente que fue electa monarca, fue una revolucionaria increíble.No solo cristianizó a Polonia y sacrificó su felicidad personal al casarse con el odioso Jagiello de Lituania para lograr una unificación sólida, sino que se negó a usar joyas y a tener otro cetro que no fuese uno de madera.Abstemia en sus hábitos personales, estaba siempre en contacto con su pueblo y se negaba a autorizar lujos para sus funcionarios.
Promovió la educación, las artes y el aprendizaje de oficios, pero fue una lástima que ella y su criatura murieran de parto cuando Jadwiga contaba apenas con su segunda década de vida. Otro gran revolucionario coronado fue Enrique IV de Francia. Llegó al trono cuando la dinastía Valois se extinguía al ser asesinado Enrique III sin dejar hijos, y no dudó en cambiar de religión para ser paladeable para los franceses. Tomando las riendas del poder tras décadas de matanzas religiosas, Enrique IV firmó en 1598 el famoso Edicto de Nantes mediante el cual cada quien gozaba de una libertad de cultos jamás pensada en aquellos entonces de odios viscerales entre protestantes y católicos. Enrique IV además trajo prosperidad económica, supremacía militar y paz para una Francia traumatizada por la inestabilidad y guerras de religión de la dinastía pasada, pero sería triste destino el de este primer rey Borbón morir asesinado por un loco católico llamado Ravaillac en 1610...
Akbar el Grande fue indudablemente el mejor monarca de la dinastía de emperadores mugalos que inicaron su régimen en la India con Babar el Tigre. La tolerancia de Akbar hacia todas las religiones la llevó al plano personal, casándose con princesas hindúes, budistas y de toda religión. Abolió prácticas bárbaras, fomentó la educación y las artes y hasta permitió que uno de sus hijos fuera educado por sacerdotes católicos. La reina Nzingha de Ndongo y Matamba no solamente fue una gran luchadora contra los portugueses que querían someter a su pueblo a la esclavitud, sino que también impuso reformas que beneficiaron a muchos. Nzingha luchó por una genuina igualdad para la mujer africana, y lo predicó con su valiente y aguerrido ejemplo. Pedro I de Rusia fue otro monarca que haría una completa revolución desde su trono cuando se dio a la tarea de modernizar a Rusia. Personalmente aprendería los más diversos oficios para poder enseñar a su pueblo, y de esa forma le dio a Rusia su primera academia de ciencias, la primera naviera y hasta le arrancó las barbas y batas largas a sus nobles para modernizar sus atuendos.
Felipe de Orléans era el sobrino del monarca galo Luis XIV el Rey Sol cuando a este soberano se le ocurrió morirse en 1715. Dado que el próximo rey-Luis XV-apenas era un chiquillo, Felipe debió ser su regente y mientras estuvo en la silla de mandamás implementó considerables reformas que luego le ayudaron al indolente Luis XV a gobernar con menos jaqueca cuando por fin se sentó oficialmente en el trono. José II de Habsburgo es recordado con particular ternura y agradecimiento por el pueblo austríaco ya que fue el único Habsburgo que se acordó que los pobres también comían. El revolucionario y workahólico "Chepito" incluso iba a arar con los campesinos, y firmaba decreto tras decreto favoreciendo a los comerciantes y los judíos, quitando poder leonino a la iglesia, fomentando la enseñanza para los sectores más desposeídos y hasta dictando que no se desperdiciara tanta madera y metales promulgando una ley que exigía que los ataúdes fueran reciclables (medida con la cual le quebró la ganancia a los mercaderes de la muerte).

Desgraciadamente en su tiempo José fue visto como loco y murió frustrado, pero la historia se encargó de reconocerle su mérito. Federico II de Prusia, llamado el Grande, fue otro revolucionario que utilizó el poder de su corona para implementar beneficiosas reformas, y aunque era un hombre dotado para casi todo, no fue feliz en su vida personal.
Pedro II del Brasil se ganó el amor incondicional de los pobres y los esclavos al emancipar en complicidad con su hija Isabel a los esclavos en 1888 con la Ley Dorada, mientras que el zar Alejandro II de Rusia pagaría con su vida el haber emancipado a los siervos en un acto de rebeldía contra los nobles de su país. Afortunadamente, el generoso y eficiente rey siamés Chulalongkorn no tuvo que morir asesinado por haber abolido la esclavitud en su reino, y se le recuerda como un revolucionario que modernizó a su exótico país. Otro revolucionario coronado fue el bello y alegre Alfonso XII de España, quien siempre afirmó ser liberal (pero en el buen sentido de la palabra) y quien siempre fue amado por su pueblo gracias a sus reformas y buenas leyes.

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