URBANO VI EL URBANIZADOR DE CAMPOSANTOS
Cecilia Ruiz de Ríos
Aunque a muchos católicos no les guste admitirlo, hubo su puñado de papas que desplegaron actitudes poco cristianas, y por supuesto que Urbano VI marcha a la cabeza. Llamado el Papa Loco, había nacido en Nápoles con el nombre de Bartolomeo Prignano. Hoy en día algunos opinan que el pobre Bartolomeo nació en 1318 con una grave lesión cerebral que le predisponía a la violencia, y siendo chavalo agredía a los compañeros vecinos de la barriada sucia donde entró a este valle de lágrimas. Adentrándose en las filas de la iglesia católica, fue ascendiendo vertiginosamente pues se le debe reconocer al pobre hombre que era un workaholic de tomo y lomo. Cuando llegó a los escalones mayores de mando, Bartolomeo se encontró con que la sede papal había estado en la ciudad francesa de Avignon.
El Papa Gregorio XI(1329-1378) fue persuadido por Catalina de Siena para que regresara a reinar desde Roma, y el 17 de enero de 1377 el sumo pontífice volvió a la Ciudad Eterna. Entre sus funcionarios venía Bartolomeo, a esas alturas arzobispo de Bari. Era el asistente del vicecanciller de la curia, y en esos días la iglesia había montado un aparato fiscal diseñado para extraer cuanto oro pudiera a nivel continental. Todos los papeles peso pesado tenían que pasar por las manos de este ceñudo señor de 58 años de edad. Cuando Roberto Visconti, representante del papa Gregorio XI, desató una masacre en Cesena en la cual 4 mil ciudadanos fueron asesinados, la ira de los romanos fue tan grande que el papa Gregorio XI salió huyendo como cucaracha mal baygoneada a Anagni, donde murió súbitamente un 27 de marzo de 1378. Aunque la mayor parte de los cardenales eran galos, la plebe romana exigía la elección de un sucesor italiano. Bartolomeo de repente, tras el bochornoso incidente en que el cardenal romano Francisco Tebaldeschi fue presentado a la plebe y ahí mismo comenzó a dar gritos de loco maldiciendo a todos y desgraciándose a sí mismo para siempre, se vio investido como papa y tomó el nombre de Urbano VI. El 9 de abril Bartolomeo se puso la tiara papal, y fue obvio que el tener tanto poder le hizo daño. En su misma coronación bebió cantidades navegables de vino y ya bien bolo, quiso sacarse el mal guaro con uno de sus cardenales al quererlo azotar en público. Solo confiaba en Dietrich von Niem, quien lo había acompañado en sus días en Avignon. Aunque no le gustaban los ropajes lujosos y de vez en cuando ayunaba, muchos comenzaron a poner en tela de duda su vocación eclesiástica. Su primera reunión con los cardenales fue un desastre y manifestó que su gran meta era acabarles la vida lujosa “de cerdos cebados” (palabras de él, no mías)que los príncipes de la iglesia llevaban. Cada cardenal salió regañado y peinado de moña, y Roberto Visconti fue llamado bandido sin ley. El uso de lenguaje soez fue lo que más ofendió a los cardenales, porque en realidad les cantó muchas verdades. Siguió siendo intransigente, abusivo , e irrespetuoso. Comenzó otro pleito mayor con sus cardenales al iniciar los calores de primavera. En agosto los viejos cardenales afirmaron que la elección de Urbano Vi se había dado en condiciones extremas y por eso no era válida. Para el 20 de septiembre estaban eligiendo a otro papa. Roberto “El Carnicero de Cesena” Visconti –quien estaba emparentado con la Casa Real de Saboya y el rey de Francia-se recetó el nombre de Clemente VII, irritando tanto a Urbano que le echó sus tropas en la Batalla de Merino en abril de 1379, ganando Urbano y entrando por fin éste a Roma. Clemente se fue a Avignon a vivir con todo lujo, con sus amantes y chicos pajes de placer. Siendo apoyados cada uno por distintos reinos europeos, se armó una guerra entre el papa y el antipapa en una situación que la historia eufemísticamente llama Gran Cisma(1378 a 1417).Esta situación fue tan grave que tras la muerte de Urbano hubo 3 papas rivales(incluyendo uno en cuyo pasado estaba la distinción de haber sido pirata).
Inicialmente la linda reina Juana I de Nápoles le dio el apoyo a Urbano, pero cuando él insultó al marido de ésta, la reina decidió favorecer al antipapa Clemente. Urbano la declaró depuesta y la llamó meretriz, pasando a apoyar al primo segundo de la reina(Carlos de Durazzo) que quería quedarse con el trono. Clemente por su parte apoyó a otro primo de la reina, el francés Luis Duque de Anjou a quien Juana había adoptado como heredero. La generosa Juana le dio albergue y comida a los franceses hasta que se quedó sin bocado propio, entonces cuando Carlos apoyado por Urbano sitió Nápoles, se dio la rendición de Juana, quien fue estrangulada mientras rezaba arrodillada, contándose esta vil acción con el beneplácito de Urbano. Urbano pronto se peleó con el nuevo rey Carlos cuando el advenedizo no le dio plata a Francisco Prignano, el gordo y goloso sobrinito de Urbano.
Urbano se fue de Roma con todo y su curia, siendo apresado por el rey Carlos. Luego de ser soltado, el rey lo ignoró. Los napolitanos con todo y rey se volvieron hostiles hacia el papa. El gordinflón sobrinito de Urbano se raptó a una noble de un convento y la violó en una cama llena de espadas papales. Urbano adujo que su sobrino de 40 años de edad era “apenas un indiscreto mozalbete”. Huyendo de la ira de los napolitanos, Urbano se fue con su séquito al poblado de Norcera. Urbano colocó a Nápoles bajo interdicto y anunció que haría que su sobrino tomara la corona. Carlos, furioso, mandó un ejército a sitiar al papa en su castillo. 4 veces al día el papa salía al balcón a excomulgar a los soldados, quienes tomaban puntería con sus flechas en la figura del pontífice. Para entonces Urbano estaba tan loco que 6 de sus cardenales lo colocaron bajo concejo de regencia. Al saber esto, Urbano los arrestó, los torturó y los mutiló en presencia del sonriente sobrino. Tras 5 meses de sitio, el castillo fue tomado. El papa y su séquito logró escapar, llevando a los cardenales cautivos con ellos. Uno de ellos fue brutalmente asesinado a la orilla del camino. En Génova lograron estarse 18 meses, pero el dogo de ahí se arrepintió de haber alojado al papa y su gente. El 15 de diciembre de 1386 Urbano mandó a matar a los cardenales-a algunos los sepultó vivos, otros fueron echados al mar en sacos cerrados-salvándose solo el inglés Adam Easton. La mañana luego del asesinato, Urbano se fue Lucca y en agosto proclamó una cruzada contra Nápoles, que ya estaba en manos de los partidarios del antipapa Clemente tras el asesinato del rey Carlos. Urbno seguiría errante, los soldados se le fueron al no recibir pago. Urbano estaba febril, tenía alucinaciones, soñaba que Pedro se le aparecía y le mandaba que regresara a Roma. En un palanquín llevaron al enfermo pontífice a papachín hacia la Ciudad Eterna directo al Vaticano. En Roma aplastó una revuelta, y en medio del descontento gobernó por un año más. Murió loco el 15 de octubre de 1389, y se cree que los romanos le envenenaron pues ya nadie-ni él mismo-le aguantaba más. Su muerte fue celebrada por el populacho.
Cecilia Ruiz de Ríos
Aunque a muchos católicos no les guste admitirlo, hubo su puñado de papas que desplegaron actitudes poco cristianas, y por supuesto que Urbano VI marcha a la cabeza. Llamado el Papa Loco, había nacido en Nápoles con el nombre de Bartolomeo Prignano. Hoy en día algunos opinan que el pobre Bartolomeo nació en 1318 con una grave lesión cerebral que le predisponía a la violencia, y siendo chavalo agredía a los compañeros vecinos de la barriada sucia donde entró a este valle de lágrimas. Adentrándose en las filas de la iglesia católica, fue ascendiendo vertiginosamente pues se le debe reconocer al pobre hombre que era un workaholic de tomo y lomo. Cuando llegó a los escalones mayores de mando, Bartolomeo se encontró con que la sede papal había estado en la ciudad francesa de Avignon.
El Papa Gregorio XI(1329-1378) fue persuadido por Catalina de Siena para que regresara a reinar desde Roma, y el 17 de enero de 1377 el sumo pontífice volvió a la Ciudad Eterna. Entre sus funcionarios venía Bartolomeo, a esas alturas arzobispo de Bari. Era el asistente del vicecanciller de la curia, y en esos días la iglesia había montado un aparato fiscal diseñado para extraer cuanto oro pudiera a nivel continental. Todos los papeles peso pesado tenían que pasar por las manos de este ceñudo señor de 58 años de edad. Cuando Roberto Visconti, representante del papa Gregorio XI, desató una masacre en Cesena en la cual 4 mil ciudadanos fueron asesinados, la ira de los romanos fue tan grande que el papa Gregorio XI salió huyendo como cucaracha mal baygoneada a Anagni, donde murió súbitamente un 27 de marzo de 1378. Aunque la mayor parte de los cardenales eran galos, la plebe romana exigía la elección de un sucesor italiano. Bartolomeo de repente, tras el bochornoso incidente en que el cardenal romano Francisco Tebaldeschi fue presentado a la plebe y ahí mismo comenzó a dar gritos de loco maldiciendo a todos y desgraciándose a sí mismo para siempre, se vio investido como papa y tomó el nombre de Urbano VI. El 9 de abril Bartolomeo se puso la tiara papal, y fue obvio que el tener tanto poder le hizo daño. En su misma coronación bebió cantidades navegables de vino y ya bien bolo, quiso sacarse el mal guaro con uno de sus cardenales al quererlo azotar en público. Solo confiaba en Dietrich von Niem, quien lo había acompañado en sus días en Avignon. Aunque no le gustaban los ropajes lujosos y de vez en cuando ayunaba, muchos comenzaron a poner en tela de duda su vocación eclesiástica. Su primera reunión con los cardenales fue un desastre y manifestó que su gran meta era acabarles la vida lujosa “de cerdos cebados” (palabras de él, no mías)que los príncipes de la iglesia llevaban. Cada cardenal salió regañado y peinado de moña, y Roberto Visconti fue llamado bandido sin ley. El uso de lenguaje soez fue lo que más ofendió a los cardenales, porque en realidad les cantó muchas verdades. Siguió siendo intransigente, abusivo , e irrespetuoso. Comenzó otro pleito mayor con sus cardenales al iniciar los calores de primavera. En agosto los viejos cardenales afirmaron que la elección de Urbano Vi se había dado en condiciones extremas y por eso no era válida. Para el 20 de septiembre estaban eligiendo a otro papa. Roberto “El Carnicero de Cesena” Visconti –quien estaba emparentado con la Casa Real de Saboya y el rey de Francia-se recetó el nombre de Clemente VII, irritando tanto a Urbano que le echó sus tropas en la Batalla de Merino en abril de 1379, ganando Urbano y entrando por fin éste a Roma. Clemente se fue a Avignon a vivir con todo lujo, con sus amantes y chicos pajes de placer. Siendo apoyados cada uno por distintos reinos europeos, se armó una guerra entre el papa y el antipapa en una situación que la historia eufemísticamente llama Gran Cisma(1378 a 1417).Esta situación fue tan grave que tras la muerte de Urbano hubo 3 papas rivales(incluyendo uno en cuyo pasado estaba la distinción de haber sido pirata).
Inicialmente la linda reina Juana I de Nápoles le dio el apoyo a Urbano, pero cuando él insultó al marido de ésta, la reina decidió favorecer al antipapa Clemente. Urbano la declaró depuesta y la llamó meretriz, pasando a apoyar al primo segundo de la reina(Carlos de Durazzo) que quería quedarse con el trono. Clemente por su parte apoyó a otro primo de la reina, el francés Luis Duque de Anjou a quien Juana había adoptado como heredero. La generosa Juana le dio albergue y comida a los franceses hasta que se quedó sin bocado propio, entonces cuando Carlos apoyado por Urbano sitió Nápoles, se dio la rendición de Juana, quien fue estrangulada mientras rezaba arrodillada, contándose esta vil acción con el beneplácito de Urbano. Urbano pronto se peleó con el nuevo rey Carlos cuando el advenedizo no le dio plata a Francisco Prignano, el gordo y goloso sobrinito de Urbano.
Urbano se fue de Roma con todo y su curia, siendo apresado por el rey Carlos. Luego de ser soltado, el rey lo ignoró. Los napolitanos con todo y rey se volvieron hostiles hacia el papa. El gordinflón sobrinito de Urbano se raptó a una noble de un convento y la violó en una cama llena de espadas papales. Urbano adujo que su sobrino de 40 años de edad era “apenas un indiscreto mozalbete”. Huyendo de la ira de los napolitanos, Urbano se fue con su séquito al poblado de Norcera. Urbano colocó a Nápoles bajo interdicto y anunció que haría que su sobrino tomara la corona. Carlos, furioso, mandó un ejército a sitiar al papa en su castillo. 4 veces al día el papa salía al balcón a excomulgar a los soldados, quienes tomaban puntería con sus flechas en la figura del pontífice. Para entonces Urbano estaba tan loco que 6 de sus cardenales lo colocaron bajo concejo de regencia. Al saber esto, Urbano los arrestó, los torturó y los mutiló en presencia del sonriente sobrino. Tras 5 meses de sitio, el castillo fue tomado. El papa y su séquito logró escapar, llevando a los cardenales cautivos con ellos. Uno de ellos fue brutalmente asesinado a la orilla del camino. En Génova lograron estarse 18 meses, pero el dogo de ahí se arrepintió de haber alojado al papa y su gente. El 15 de diciembre de 1386 Urbano mandó a matar a los cardenales-a algunos los sepultó vivos, otros fueron echados al mar en sacos cerrados-salvándose solo el inglés Adam Easton. La mañana luego del asesinato, Urbano se fue Lucca y en agosto proclamó una cruzada contra Nápoles, que ya estaba en manos de los partidarios del antipapa Clemente tras el asesinato del rey Carlos. Urbno seguiría errante, los soldados se le fueron al no recibir pago. Urbano estaba febril, tenía alucinaciones, soñaba que Pedro se le aparecía y le mandaba que regresara a Roma. En un palanquín llevaron al enfermo pontífice a papachín hacia la Ciudad Eterna directo al Vaticano. En Roma aplastó una revuelta, y en medio del descontento gobernó por un año más. Murió loco el 15 de octubre de 1389, y se cree que los romanos le envenenaron pues ya nadie-ni él mismo-le aguantaba más. Su muerte fue celebrada por el populacho.
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