LA SUCURSAL MÁS IMPERIOSA DE TODAS: MADAME DE MONTESPAN
Cecilia Ruiz de Ríos
"No se suba el conteo de azúcar por mis malas notas, teacher, si a mí no me gusta el estudio. Solo quiero un título en algo para luego agarrar un buen tipo que me mantenga como reina, sin tener que bretear" me dijo una discípula mía de apenas 19 años. Pude haber estado oyendo un eco de Agnés Sorel, o Bárbara Villiers, o Athenais de Montespán, célebres favoritas, solo que ellas combinaron astucia, pasión, ambición, buena sesera y una pinta pocas veces encontradas en féminas algunas. Por ejemplo, la sucursal más célebre del gran Luis XIV(El Rey Sol), fue Athenais de Montespán, y el único título que precisó fue el de marquesa.
Athenais de Montespán fue bella desde que pegó su primer alarido al nacer un 26 de abril de 1641 en el castillo de Tonnay, siendo hija de Gabriel de Rochechuart y su esposa Diana, quienes eran los linajudos duques de Mortemart. No sería la única retoño del matrimonio, pero sí la más mimada. Con piel de durazno sonrosado, ojos color de miel y una cabellera rojiza llena de bucles, desde niña supo imponer su voluntad. No fue demasiado buena alumna, pero sí gozó de gran popularidad entre sus contemporáneos, quienes manifestaban que "algo bueno le espera a Athenais".
Leía con voracidad y le gustaba la política. Ya siendo una hermosa adolescente con senos firmes y caderas sutilmente redondeadas, sus padres la casaron con el feo marqués de Montespán, con quien estaba destinada a tener dos niños. Hábil conversadora y muy buena en ajedrez, Athenais logró colocarse como dama de compañía de Ma.Teresa, la religiosa y fea esposa del rey Luis XIV de Francia. Athenais se ganó la confianza de la pobre y cornuda reina haciendo comentarios agrios sobre Luisa de La Valliere, quien para 1666 ya le había tenido un bebé al rey y era la favorita oficial. Athenais hacía bromas sobre sus enamorados, pero decía que solo podía serle fiel a su feo marido. Sin embargo, la melosidad de Luisa de la Valliere fue perdiendo puntos con el rey, quien detestaba que sus mujeres le hicieran reclamos. Tras darle el título de duquesa a Luisa, su atención se posó en Athenais y aunque se había prometido a sí mismo nunca tener affaires con damas casadas, la tentación de la espléndida Athenais fue demasiado y pronto sucumbió a los encantos de esta astuta y paciente mujer.
Luisa apenas protestó al verse desechada a favor de Athenais, pero al marqués de Montespán no le agradó que el rey se fuera al lecho con su mujer. La oposición de Montespán al asuntillo de su esposa con el soberano se hizo escándalo, y Luis XIV, acostumbrado a hacer lo que le diera la gana sin pedir permiso a nadie, hizo arrestar al pobre cachudo y luego lo exilió a su hacienda. Montespán, iracundo, vistió de negro y forró de oscuro su carruaje, colocando unos cuernos de toro sobre el coche para hacer pública su afrenta. Montespán incluso hizo un funeral burlesco para sepultar su honra marital, y aunque el rey se puso furioso no tomó mayores medidas en contra de su ultrajado rival. En marzo de 1669, la hermosa Athenais dio a luz a la primera criatura del rey, siendo este bebé apenas el primogénito de varios que le tendría como espurios a Luis. Aunque Luisa de La Valliere había amado a Luis porque le gustaba como hombre, Athenais mostró ser una gran interesada, logrando que el infatuado Luis pagara sus deudas, le comprara propiedades y joyas y le diera una vida de reina.
Luis además nombró al papá de Athenais como gobernador de París y una hermana fue a parar de abadesa de Fontevrault. Luisa, como era inocente hasta el punto de verse cuaca, prefirió ser gran amiga de su sucesora y cuando Luis se fue a batallar a Flandes, en un solo carruaje puso juntas a Luisa, Athenais y la reina Ma. Teresa, lo cual debe haber sido un bochorno incomparable para la pobre monarca. En 1670 Luisa se enfermó y tras recuperarse se fue a un convento, mientras que Athenais se volvía cada vez más golosa en toda el sentido de la palabra. Cuando Luis le quiso obsequiar una casa lujosa cerca de Saint Germain, la favorita declinó afirmando que era una casucha buena para una corista de pacotilla.
La reina Ma. Teresa, quien siempre tuvo buenas relaciones con Luisa, odiaba a Athenais, quien se burlaba descaradamente de ella.7 cipotes habría de parir Athenais de su affaire con el rey, y todos fueron legitimados. Algunos de ellos fueron cuidados por una viuda hermosa y puritana, Francisca, viuda del feo poeta Paul Scarron. Esta sagaz viuda en 1675 fue ennoblecida con el título de Madame de Maintenon y sería con el correr del tiempo la mujer que le quitara al rey a Athenais. Luis XIV nunca dejó de visitar la cama de su esposa Ma. Teresa, lo cual enfurecía a Athenais. También, teniendo a esta imponente mujer como favorita titular, el zanganísimo Luis XIV tuvo devaneos y affaires con una joven de apellido Oeillets, la princesa Anna de Rohan, y Ma. Angelique de Fontanges.
Debido a la vida de molicie que llevaba Athenais, la obesidad se fue adueñando de su antes bello cuerpo, convirtiéndose en una varicosa y celulítica guasimbora más gelatinosa que flan a medio cuajar. Al darse cuenta que el rey ya no estaba tan encandilado con ella, recurrió a la magia negra para tratar de retener el deseo del soberano. Con la ayuda de una bruja abortera llamada Madame La Voisin, Athenais consiguió filtros de amor, venenos y hasta hizo que celebraran misas negras sobre su cuerpo desnudo a medianoche.
Tras haber ejecutado a la vieja La Voisin, la hija de ésta cantó y culpó a Athenais de todo el escándalo, saliendo a relucir que Athenais incluso planificaba envenenar a la Fontanges y el hecho de haberle dado peligrosos afrodisíacos a Luis, quien afortunadamente solo pasó varias noches ventoseando fuerte como producto de haber consumido bombones de anís. Luis XIV no quiso continuar su relación con Athenais, temiendo por su vida y la de sus hijos. No exilió de la corte a su ex amante y le permitió conservar todas sus posesiones, pero ya no fue jamás a su cama. El enfríamiento de este affair permitió que Luis se fijara más en la nana de sus espurios, llegando a la conclusión que Madame de Maintenon no solo merecía su amor sino también casarse con ella, aunque fuera en boda morganática.
Athenais viviría muchos años más hasta convertirse en una gordezuela viejecita de pelo plateado, pero su pasado la condenaba. Temerosa de la muerte, pagaba a varias doncellas para que durmieran cerca de ella, manteniendo velas encendidas porque afirmaba ver al Uñudo si le apagaban las luces. Athenais falleció un 28 de mayo de 1707 de complicaciones de colesterol y diabetes, dejando tras de sí el recuerdo de una mujer astuta y caprichosa quien a través de su sexualidad supo cautivar a uno de los reyes más poderosos de la historia. Sin embargo, su mal ejemplo a través del tiempo ha servido de nociva inspiración a muchas mujeres quienes han encontrado más fácil el ganarse lujos trepando por la escalera de la vida sobre su espalda y emitiendo gemidos baratos de chica del canal Playboy.
Cecilia Ruiz de Ríos
"No se suba el conteo de azúcar por mis malas notas, teacher, si a mí no me gusta el estudio. Solo quiero un título en algo para luego agarrar un buen tipo que me mantenga como reina, sin tener que bretear" me dijo una discípula mía de apenas 19 años. Pude haber estado oyendo un eco de Agnés Sorel, o Bárbara Villiers, o Athenais de Montespán, célebres favoritas, solo que ellas combinaron astucia, pasión, ambición, buena sesera y una pinta pocas veces encontradas en féminas algunas. Por ejemplo, la sucursal más célebre del gran Luis XIV(El Rey Sol), fue Athenais de Montespán, y el único título que precisó fue el de marquesa.
Athenais de Montespán fue bella desde que pegó su primer alarido al nacer un 26 de abril de 1641 en el castillo de Tonnay, siendo hija de Gabriel de Rochechuart y su esposa Diana, quienes eran los linajudos duques de Mortemart. No sería la única retoño del matrimonio, pero sí la más mimada. Con piel de durazno sonrosado, ojos color de miel y una cabellera rojiza llena de bucles, desde niña supo imponer su voluntad. No fue demasiado buena alumna, pero sí gozó de gran popularidad entre sus contemporáneos, quienes manifestaban que "algo bueno le espera a Athenais".
Leía con voracidad y le gustaba la política. Ya siendo una hermosa adolescente con senos firmes y caderas sutilmente redondeadas, sus padres la casaron con el feo marqués de Montespán, con quien estaba destinada a tener dos niños. Hábil conversadora y muy buena en ajedrez, Athenais logró colocarse como dama de compañía de Ma.Teresa, la religiosa y fea esposa del rey Luis XIV de Francia. Athenais se ganó la confianza de la pobre y cornuda reina haciendo comentarios agrios sobre Luisa de La Valliere, quien para 1666 ya le había tenido un bebé al rey y era la favorita oficial. Athenais hacía bromas sobre sus enamorados, pero decía que solo podía serle fiel a su feo marido. Sin embargo, la melosidad de Luisa de la Valliere fue perdiendo puntos con el rey, quien detestaba que sus mujeres le hicieran reclamos. Tras darle el título de duquesa a Luisa, su atención se posó en Athenais y aunque se había prometido a sí mismo nunca tener affaires con damas casadas, la tentación de la espléndida Athenais fue demasiado y pronto sucumbió a los encantos de esta astuta y paciente mujer.
Luisa apenas protestó al verse desechada a favor de Athenais, pero al marqués de Montespán no le agradó que el rey se fuera al lecho con su mujer. La oposición de Montespán al asuntillo de su esposa con el soberano se hizo escándalo, y Luis XIV, acostumbrado a hacer lo que le diera la gana sin pedir permiso a nadie, hizo arrestar al pobre cachudo y luego lo exilió a su hacienda. Montespán, iracundo, vistió de negro y forró de oscuro su carruaje, colocando unos cuernos de toro sobre el coche para hacer pública su afrenta. Montespán incluso hizo un funeral burlesco para sepultar su honra marital, y aunque el rey se puso furioso no tomó mayores medidas en contra de su ultrajado rival. En marzo de 1669, la hermosa Athenais dio a luz a la primera criatura del rey, siendo este bebé apenas el primogénito de varios que le tendría como espurios a Luis. Aunque Luisa de La Valliere había amado a Luis porque le gustaba como hombre, Athenais mostró ser una gran interesada, logrando que el infatuado Luis pagara sus deudas, le comprara propiedades y joyas y le diera una vida de reina.
Luis además nombró al papá de Athenais como gobernador de París y una hermana fue a parar de abadesa de Fontevrault. Luisa, como era inocente hasta el punto de verse cuaca, prefirió ser gran amiga de su sucesora y cuando Luis se fue a batallar a Flandes, en un solo carruaje puso juntas a Luisa, Athenais y la reina Ma. Teresa, lo cual debe haber sido un bochorno incomparable para la pobre monarca. En 1670 Luisa se enfermó y tras recuperarse se fue a un convento, mientras que Athenais se volvía cada vez más golosa en toda el sentido de la palabra. Cuando Luis le quiso obsequiar una casa lujosa cerca de Saint Germain, la favorita declinó afirmando que era una casucha buena para una corista de pacotilla.
La reina Ma. Teresa, quien siempre tuvo buenas relaciones con Luisa, odiaba a Athenais, quien se burlaba descaradamente de ella.7 cipotes habría de parir Athenais de su affaire con el rey, y todos fueron legitimados. Algunos de ellos fueron cuidados por una viuda hermosa y puritana, Francisca, viuda del feo poeta Paul Scarron. Esta sagaz viuda en 1675 fue ennoblecida con el título de Madame de Maintenon y sería con el correr del tiempo la mujer que le quitara al rey a Athenais. Luis XIV nunca dejó de visitar la cama de su esposa Ma. Teresa, lo cual enfurecía a Athenais. También, teniendo a esta imponente mujer como favorita titular, el zanganísimo Luis XIV tuvo devaneos y affaires con una joven de apellido Oeillets, la princesa Anna de Rohan, y Ma. Angelique de Fontanges.
Debido a la vida de molicie que llevaba Athenais, la obesidad se fue adueñando de su antes bello cuerpo, convirtiéndose en una varicosa y celulítica guasimbora más gelatinosa que flan a medio cuajar. Al darse cuenta que el rey ya no estaba tan encandilado con ella, recurrió a la magia negra para tratar de retener el deseo del soberano. Con la ayuda de una bruja abortera llamada Madame La Voisin, Athenais consiguió filtros de amor, venenos y hasta hizo que celebraran misas negras sobre su cuerpo desnudo a medianoche.
Tras haber ejecutado a la vieja La Voisin, la hija de ésta cantó y culpó a Athenais de todo el escándalo, saliendo a relucir que Athenais incluso planificaba envenenar a la Fontanges y el hecho de haberle dado peligrosos afrodisíacos a Luis, quien afortunadamente solo pasó varias noches ventoseando fuerte como producto de haber consumido bombones de anís. Luis XIV no quiso continuar su relación con Athenais, temiendo por su vida y la de sus hijos. No exilió de la corte a su ex amante y le permitió conservar todas sus posesiones, pero ya no fue jamás a su cama. El enfríamiento de este affair permitió que Luis se fijara más en la nana de sus espurios, llegando a la conclusión que Madame de Maintenon no solo merecía su amor sino también casarse con ella, aunque fuera en boda morganática.
Athenais viviría muchos años más hasta convertirse en una gordezuela viejecita de pelo plateado, pero su pasado la condenaba. Temerosa de la muerte, pagaba a varias doncellas para que durmieran cerca de ella, manteniendo velas encendidas porque afirmaba ver al Uñudo si le apagaban las luces. Athenais falleció un 28 de mayo de 1707 de complicaciones de colesterol y diabetes, dejando tras de sí el recuerdo de una mujer astuta y caprichosa quien a través de su sexualidad supo cautivar a uno de los reyes más poderosos de la historia. Sin embargo, su mal ejemplo a través del tiempo ha servido de nociva inspiración a muchas mujeres quienes han encontrado más fácil el ganarse lujos trepando por la escalera de la vida sobre su espalda y emitiendo gemidos baratos de chica del canal Playboy.
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